Un poco, sólo un poco, de autorcrítica. Valorad qué es lo que habéis hecho, o mejor dicho, que no habéis hecho, para haber obtenido la calificación que obtuvistéis en el examen; y qué hicieron (que no hicistéis vosotros) los que obtuvieron mejores calificaciones que vosotros.
El profesor, el temario, y el examen, fue el mismo para todos, para los que aprobaron y para los que no… ¿por qué entonces el problema decís que está en el profesor? según mis pocos conocimientos sobre variables dependientes y variables independientes… el problema está en el factor que diferencia al alumno que no ha aprobado frente al que sí ha aprobado… ¿cuál puede ser? el tiempo de estudio, la capacidad de entendimiento y no de memorización… podrían ser alguno de ellos..
Esta semana he querido trabajar con mis alumnos el hecho de que, entender cómo se realiza un problema, no es lo mismo que ser capaz de hacer dicho problema. Es cierto que, para llegar a poder resolverlo, es conditio sine qua non haberlo entendido previamente, pero no es suficiente; el salto entre entender y saber se consigue cuando se hace un ejercicio mayor de asimilación de los conceptos que se han entendido.
Esta diferencia ha sido ampliamente estudiada por muchos psicólogos, destacando la labor de la británica Dra. Rebecca Lawson que realizó un experimento en el que demostraba como, aunque la mayoría de las personas a las que se preguntaba creían saber cómo funcionaba una bicicleta, sólo un porcentaje muy bajo era capaz de hacer un esquema de una bicicleta que realmente funcionara, demostrando la teoría de que tener familiaridad con determinados objetos o hechos, usar un lenguaje voluminoso o haber visualizado una experiencia exitosa, aparecen con frecuencia como sustitutos de poseer, realmente, un conocimiento comprensivo.
Hagamos una prueba: ¿eres capaz de explicar, sin vaguedades,
como funciona una cremallera?; ¿por qué al subir el cursor se cierran los
dientes de ambos lados de la cremallera y al bajarlo se abren?
No puedo menos que sentir una tremenda decepción cuando, al intentar realizar un desarrollo lógico para resolver alguna cuestión, un alumno me dice «no recuerco como era….»
y entendedme bien, la decepción no es con el alumno (en absoluto), sino con el sistema educativo que le ha llevado hasta donde está ahora, que le ha enseñado a memorizar sin sentido, a aprenderse razonamientos al dedillo que luego olvida fácilmente… en fin, al sistema educativo que NO premia al que utiliza la lógica y la razón sino al que demuestra su mayor capacidad de retención de datos y fórmulas que luego le son inútiles. Y ¿cómo permite esto el sistema educativo? Valorando la calidad del docente por el número de aprobados. Por desgracia, esto lleva a que, en las pruebas de evaluación, se pida al alumno que repita, de forma prácticamente igual, el mismo ejercicio o problema que se ha realizado en clase… con lo que, lo más fácil para el mismo es aprenderlo de memoria y olvidarlo inmediatamente después para poder aprender el siguiente.
Y así llegamos a que, cuando se le pide a un alumno que deduzca algo a partir de los conocimientos que va adquiriendo, te contesta que ese razonamiento que le estás pidiendo no se ha visto en clase y no ha podido aprenderlo…. sin entender que es él mismo el que tiene que construir, con lo que sabe, el razonamiento, y no aprenderlo de memoria una vez que se ha compartido en clase. El valor académico está en el proceso de deducción, y no en el resultado del mismo.
De esta manera, cuando un alumno me dice «no recuerdo como era…», mi respuesta siempre suele ser la misma: NO LO TIENES QUE RECORDAR!!!!; TIENES QUE PENSAR cómo puedes resolverlo a partir de lo que ya sabes, explorando, investigando, deduciendo, equivocándote… hasta que al final, tú solito, llegas a la respuesta.
La importancia de saber si se ha realizado correctamente un ejercicio
Tan importante es, para nuestros alumnos, saber realizar un ejercicio correctamente, como saber si se ha realizado correctamente. Parace un juego de palabras, pero no lo es. Lo explico.
Un profesional, en la materia que sea, y para esto estamos formando a nuestros alumnos universitarios, debe ser consciente de lo que es capaz de hacer y de lo que no, y de lo que es muy probable que haya realizado de forma correcta (está claro que te puedes equivocar) y de lo que no ha realizado de forma correcta y necesita ayuda para su ejecución.
Una de las mayores deficiencias que encuentro en mis alumnos, tanto en los que son mas ágiles con la ingeniería como en los que no lo son, es que les cuesta muchísimo valorar de forma correcta el trabajo realizado; normalmente los primeros suelen considerar con frecuencia que sus ejercicios no están bien (cuando sí lo están) y los segundos que sus ejercicion sí están bien (cuando no lo están)… aunque hay muchas variaciones con respecto a esto último y depende mucho de cada alumno.
Creo que es obligación del docente universitario, no sólo impartir el conocimiento (llámese competencia o capacidad si se desea), sino aportar al alumno la objetividad suficiente para poder valorar la ejecución de su trabajo.
Es decir, que ya tengo propósito de enmienda para mis clases.